Si hay dos cosas que me encantan y más si tienen alguna correlación (término utilizado en psicopedagogía y que ocupa mi cabeza desde hoy hasta que termine los exámenes, jejeje), son: la improvisación y viajar. Y estas vacaciones han sido una mezcla muy interesante de estos dos. De Toro a Valladolid, de Toro a Miranda do Douro, sus arribes (Portugal) y Zamora, y de Toro a Gijón (Asturias). Sin olvidar dedicarle un día a la que ha sido nuestra sede principal: Toro.
Tengo que reconocer que mis expectativas sobre las vacaciones no eran del todo positivas, la incertidumbre respecto a, digamos, todo, no me ayudaba mucho. El caso era salir, desconectar y respirar aires que no tuviesen nada que ver con los Madriles. Todo empezó con una propuesta: "ir a Toro", y siguió con un: "desde allí podíamos ir a..., y a...". El resultado final ha sido más que positivo: muy buenos anfitriones/as, imágenes y lugares bastante espectaculares y qué decir de la gastronomía... :P Además de todo esto, y para mi algo que lo ha hecho aún más interesante, el fondo cultural e histórico de cada sitio donde hemos ido pisando. Porque aunque no soy la persona con más base y conocimientos respecto a determinados temas, me gusta mucho aprender, ver y oir cosas nuevas (o antigüas, depende de cómo se mire). Y fíjate, para mi sorpresa, he visto hasta la playa, que pensé que no vería :)
Hay tanto que ver por aquí, sin tener que irse tan lejos...
P.d: Alguien saca algún parecido televisivo a la figura que sale en la tercera fila?
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